En segundo plano

Donostia, octubre de 1989, fecha a recordar para los aficionados al maratón. Esteban Montiel bate el record de España bajando de 2h 11m en un carrerón de éste, de un joven Alberto Juzdado y Juan Francisco Romera, las figuras del maratón del momento, acompañados de un debutante de Azkoitia llamado a convertirse en leyenda, Diego García. La euforia de corredores, organizadores y público en general, fue total. El maratón de San Sebastián, llano, a nivel del mar y con una climatología normalmente favorable, llamaba a las puertas del circuito internacional de carreras para atraer a las grandes figuras que pudieran hacer algo histórico en próximas ediciones. Para tramitar la rutinaria certificación del nuevo récord nacional, algún federativo preguntó en tono aburrido por la homologación del circuito antes de echar el sello ¡¿homo qué?!

Alguien no había hecho los deberes y tras la preceptiva medición, el circuito resultó tener 462 metros menos de lo reglamentado, despojando a Esteban Montiel de su récord y a los demás de sus magníficas marcas. Desde entonces, nuestro querido maratón, cuyas excelencias conocemos quienes lo hemos corrido una y otra vez, lucha por reivindicarse, sin conseguirlo, recordando aquella oportunidad perdida. El maratón no es el 1500, donde un profesional puede correr, pongamos, cada quince días. Un maratoniano de élite tiene en sus piernas dos, a lo sumo tres maratones al máximo nivel cada año. Debe seleccionar bien sus opciones y es difícil que una organización pequeña, sin demasiado nombre ni presupuesto, pueda contar con el concurso de los mejores.

Detrás de toda prueba deportiva hay un grupo de organizadores en segundo plano. Un grupo de apasionados del deporte que no acapara titulares salvo que las cosas salgan mal. En nuestro ámbito del esquí de fondo hay una queja recurrente, ocurre también en el atletismo popular. Me refiero al precio de la inscripción en las carreras. No comparto del todo esas quejas, cuando hago cuentas de lo que gastamos en desplazamientos y alojamiento para practicar esquí de fondo, cuando esquiamos con esquís de 300-400 euros (¿cuántos pares?), bastones de nanocarbono, botas y fijaciones último modelo (después de dejar las viejas, impecables, en el trastero), gastarnos una pequeña fortuna en ceras (¿hablamos de flúor?) y un largo etc., me da la risa cuando me dices que tal carrera es cara porque cobra diez euros más que tal otra.

Lo que yo sí exijo a un organizador es que no sea chapucero, que cuide al corredor y que me cobre lo que tenga que cobrar, eso sí, si me cobra más, que me dé más servicio. No me importa que rentabilice el evento, que tenga incluso superávit y estoy encantado de que haya organizaciones que financien secciones de deportes minoritarios y deficitarios con lo que saquen de esos eventos multitudinarios (me refiero al atletismo popular). Lo que quiero es organización eficiente y buen trato. Ni siquiera me gustan los regalos en las carreras, por mí pueden hacer todos como la Cursa de fons de Canovelles, para mí un regalo es compartir (de lejos, claro) la huella con Vilarrubla y los Rojo, un regalo es luchar para que Luis no me meta más de dos minutos o Koldo más de cinco, un regalo es sentirme, junto a todos los demás, protagonista. Para sentir eso debe haber, en cualquier carrera, grande o pequeña, popular o federada, cara o barata, un equipo de gente dedicada en segundo plano, que sepa hacer su trabajo y que lo haga con pasión. Para los que cumplen, sólo cabe el agradecimiento por darnos la oportunidad de disfrutar de lo que nos gusta.

Esta entrada fue publicada en Carreras y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a En segundo plano

  1. Iñigo dijo:

    Rafa, el año 1992 en la Maraton de Donosti, el policia municipal que iba de cabeza se carrera se equivoco en el paseo errondo y los maratonianos hicimos algun metro de mas. Yo me hice un tiempo de 3.00.34 y me quede para siempre a las puertas de las 3 horas.
    Seguro que puedes investigar y descubrir cuantos metros de mas hicimos.
    Ondo izan.
    Iñigo.

  2. ¡Vaya putada! De todas formas eso de para siempre… depende sólo de tí. Me suena que en algún otro maratón hubo problemas, sí. Ese año ganó Toni Peña, pero no recuerdo la carrera. El 91 lo tengo grabado porque hice mi mejor marca (2:57:14) y el 93 porque fue Copa del Mundo, con victoria de Richard Nerurkar, un británico de origen hindú alto y muy buen corredor, que estuvo a punto de bajar de 2:10:00, Rodrigo Gavela hizo récord de España corriendo por su cuenta (había sido excluído de la selección española) delante de Diego García y creo que es el año en que vinieron las chinas de la «sopa de tortuga» que iban como motos.
    El 92 yo no corrí, tras la euforia de bajar de 3 horas, esa primavera machaqué muchísimo con idea de correr un maratón en junio sobre 2:53, lo que conseguí fue una periostitis tibial que no me dejaba dar dos pasos, cambié a la piscina y corrí el triatlón de SS con una marca aceptable para ser la primera vez. Luego en otoño seguí haciendo el bruto hasta que tuve un herpes zóster en vísperas del maratón de SS y tampoco pude correr. Mi experiencia siempre ha sido que cuando más en forma he estado siempre la he terminado cagando, así que casi prefiero ir más tranquilo (excusas, je, je).
    Un abrazo Iñigo.

  3. Ayer, hablando de este tema con un amigo, surgió la pregunta de qué es tratar bien al corredor. Estuvimos de acuerdo en que uno de los temas más importantes es el de la información, sólo un ejemplo: NO es admisible, con los medios a nuestra disposición hoy en día, que las clasificaciones de una carrera tarden más de tres días en publicarse.

  4. Pingback: Behobia-San Sebastián, 1200 participantes |

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s