Flor de un día

Corona de rey en flor bajo el Aspe

La teoría de la evolución nos enseña que las estrategias para sobrevivir en la naturaleza son muy variadas, un ser vivo sólo debe encontrar un nicho apropiado donde prosperar y adaptarse a él mejor que otros. Desde la violencia hasta el camuflaje, pasando por la colaboración o el engaño, hasta el aprovechamiento de lo que otros desprecian, cualquier estrategia puede ser buena, cualquier idea puede resultar brillante por peregrina que pueda parecer a primera vista.

La alta montaña es un país de desterrados. Las condiciones extremas que su clima impone hacen difícil la supervivencia para la mayoría. Sin embargo, si uno es capaz de arreglárselas, eso mismo puede resultar una ventaja. La falta de competidores puede garantizar una vida tranquila. Así es como podemos encontrar una serie de habitantes singulares poblando el paisaje rudo de hielo y roca, como la pinguícula, que obtiene los minerales que le faltan al terreno sobre el que crece atrapando pequeños insectos que complementan su dieta, o la siempreviva, que podría regalarme con sus delicadas flores estrelladas creciendo en la palma de mi mano con tal de que no la baje de la montaña.

La corona de rey es uno de esos habitantes adaptado a un clima riguroso y una dieta frugal, crece en terrenos calizos hundiendo sus raíces en las pequeñas fisuras de la roca desnuda. Sus hojas alargadas, estrechas y pegadas al suelo van formando una corona discreta que va creciendo temporada tras temporada durante años.

Pero un buen día florece en un derroche de florecillas blancas que crecen por decenas a partir de un tallo central que se yergue del suelo a buena altura. Como la traca final de un espectáculo de fuegos artificiales, el marchitar de esas flores marcará el final de la vida de la planta. Su carga de nuevas semillas se habrá desperdigado arrastrada por el viento buscando otra oquedad entre las rocas donde cobijarse.

La corona de rey de las fotos la encontré bajando del Aspe, en el lapiaz que corona el valle de Napazal en la vertiente Sur del Aspe.

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