El restringido mundillo del esquí de fondo nacional se ha sentido conmovido días atrás por la publicación en un periódico deportivo de gran tirada, de esos dedicados casi en exclusiva al fútbol, de un artículo referido a los túneles de esquí y su uso, como medio de entrenamiento veraniego, por los esquiadores de fondo, entre ellos, los integrantes de la selección española.
Dice una de las máximas fundamentales del marketing que es bueno que se hable de uno, aunque sea mal. En base a esa máxima, el hecho de que se hable de esquí de fondo en un medio de gran difusión merecería ser celebrado. Sin embargo, una vez más, el periodista de turno se informa a medias y lleva el contenido de la información a un fin preestablecido que no es otro, como siempre, que la búsqueda de un titular impactante que llame la atención: “Señor lector, el calentamiento global hace que los deportistas de élite tengan que esquiar en frigoríficos donde conservan la nieve, ¡Cágate lorito!”.
Que el clima ha cambiado es una obviedad a estas alturas, no por lo que dice la abuela de mi prima, la del pueblo, sino por lo que dicen los datos registrados y otras evidencias científicas. Las razones y los mecanismos de ese cambio no lo son tanto y en aclararlas se afana una buena parte de la comunidad científica, que nos presenta sus conclusiones, algunas más acertadas que otras, para que tomemos nota y apliquemos las medidas correctoras si lo creemos necesario; hay periodistas que, de paso, buscan en esas conclusiones titulares sensacionalistas que vendan más.
La finalidad de un túnel de esquí, da igual lo que nieve, es disponer de una infraestructura indoor, con condiciones controladas, durante todo el año, cerca de la ciudad, con las ventajas que ello supone para el deportista por la accesibilidad a otros muchos servicios.
El gran boom de la EPO vino, en los deportes de resistencia, en una época en la que la gente hacía entrenamientos en altitud para mejorar su capacidad de oxigenación sanguínea, viéndose obligados a gastar dinero y fatigas en desplazamientos a veces a lugares tan lejanos para deportistas europeos como Colorado. La EPO les permitió obtener los mismos resultados entrenando en Urkiola, comiendo el arroz tan rico que hace la ama y durmiendo en su cama después de dar una vuelta por el pueblo con la novia ¿quién querría volver a las Cañadas del Teide a morirse de asco durante semanas? Obviamente, en el ejemplo hay un factor ético que no viene al caso, pero la finalidad del túnel de esquí es traer la nieve al deportista en lugar de que el deportista tenga que ir a la nieve. La razón de que esté en Oberhof y no en Anoeta es de rentabilidad económica.
Ese mismo periódico dedicó muchas páginas, hace tiempo, a contar las hazañas deportivas de alguno de estos célebres coleccionistas de ochomiles que se han hecho tan famosos. Para sorpresa de muchos, la montaña ocupaba un lugar destacado en la primera fila de la pasarela deportiva. El problema es que la calidad y la relevancia de la información dejaban mucho que desear. Cuando un ochomilista de primera fila tuvo un grave accidente en la ruta normal de uno de sus ochomiles, realizando una enésima ascensión por esa transitada ruta, este periódico (otros muchos medios se sumaron también al coro) informó puntualmente sobre la recuperación del montañero durante meses, ignorando, por supuesto, todas las actividades relevantes que se hicieron durante ese tiempo. Cuando mis amigos no montañeros me preguntaban, yo les decía: Si un saltador de pértiga salta en un mundial 5,05m, pero por haber puesto mal la colchoneta, se parte la crisma, todos los periódicos hablarán de ello, pero lo que no harán es pasar seis meses contándonos sobre la evolución de sus heridas y su proceso de rehabilitación, ignorando que ese mundial lo ganó otro atleta saltando 5,85m y que durante ese tiempo de recuperación se batió el récord del mundo. Exactamente eso es lo que ese periódico y otros medios hicieron en el caso del ochomilista.
Hay deportes a los que les caen solo las migajas del pastel informativo, la pena es que, muchas veces, las migajas están además enmohecidas.