Motivación en el deporte ¡más madera!

Uno de los grandes avances de la Medicina consiste en que un médico se quite las gafas después de ver tus análisis, te mire y te diga que cojas una semana de vacaciones, vayas a Somport y, después de alquilar unos esquís, tomes unas clases con un profesor y te dediques a pasear por el bosque nevado. ¡A que sí!

Aunque, la verdad, yo nunca hubiese hecho caso a esas recomendaciones, me conozco.

Cuando el médico me dijo que tenía que hacer ejercicios para fortalecer el vasto interno, muy atrofiado después de una de las operaciones, le dije que sí. Yo siempre digo que sí (ya lo dice mi mujer), y luego ya veré (eso también lo dice). Sin embargo, la salud es uno de los argumentos más potentes a la hora de buscar la motivación para vestirse de corto y ponerse a sudar. Por suerte para mí, el deporte tiene también otros aspectos atractivos, como el puramente lúdico o el sentido de desafío de las metas que nos propongamos, y estos son asuntos más interesantes. A otros niveles están también el reconocimiento social y  el económico, que a veces adquieren una proporción desorbitada, sobre todo en algunos deportes.

Los psicólogos distinguen entre motivación intrínseca y extrínseca, conceptos de gran importancia en su aplicación en el deporte. La motivación extrínseca es esa de los premios y los halagos, esa que nos despierta el cosquilleo de satisfacción cuando la vecina pregunta en el ascensor ¿y cuántos kilómetros corriste en el maratón del domingo? Cuarenta y dos. ¿¿¿Cuarenta y doooooosssssssss??? (Hay que aclarar que para alguna gente un maratón es simplemente una carrera en la que la gente se pone unas zapatillas y un dorsal y corre, para mi madre hay maratones de veinte kilómetros o de diez o de tres) La motivación extrínseca se acrecienta mediante la recompensa. Ganar un premio, a un rival o la consideración de mi vecina. La motivación intrínseca en cambio es ese veneno que te intoxica silenciosamente y te hace repetir un gesto hasta el aburrimiento, simplemente porque te jode que no te salga bien. Es la fuerza interior que te empuja a tratar de mejorar sin importarte el juicio de los demás. Obviamente, siempre se da en cualquier deportista una mezcla de ambas, pero en distintas proporciones (a veces dependiendo de la vecina).

Los expertos dicen que, a la hora de crear adherencia a la práctica deportiva, la buena es la motivación intrínseca. Que una motivación dependiente de los resultados es más vulnerable y además promueve prácticas de deporte menos limpio. Sin embargo, en el deporte competitivo de alto rendimiento interesa muchas veces fomentar la motivación extrínseca como un combustible altamente inflamable que dé ese plus a la máquina para que rinda al 110%, ¡más madera! ¡más madera! Los daños colaterales de esa combustión forzada son otra historia, una historia que se cuela a veces entre los titulares de los periódicos con ejemplos innumerables de juguetes trágicamente rotos, otras veces la cosa no llega tan lejos y alimenta simplemente el saco de las frustraciones, de los sueños evaporados y las historias que pudieron ser pero no fueron. En el camino alguien dejó de hacer deporte por la tontería de creer que valía más de lo que realmente valía, como si el valor de nuestras experiencias íntimas tuviera que estar sujeta a la tasación externa.

Quienes estamos en contacto con niños en fase de formación deportiva, deberíamos empeñarnos en fomentar una motivación dirigida a la tarea más que a los resultados. Hacer ver al niño la satisfacción de esquiar con un estilo bonito y eficiente, más que lo rápido que ha hecho el circuito. O enseñarle a disfrutar de las sensaciones de ese día en que ha corrido tan bien, tanto como del hecho de que haya subido al pódium. Si logramos despertar esa motivación interna estaremos en el camino, probablemente, para que dentro de muchos años, esos niños se pregunten, como lo hago yo hoy, qué es lo que les mueve a seguir haciendo deporte.

Cuando Juanjo Cobo estaba a punto de ganar la Vuelta a España el año pasado, pronunció una frase lapidaria: “el ciclismo no es mi pasión, es mi trabajo”. Sin duda, para un ciclista profesional el ciclismo es un trabajo… pero, normalmente, además de una pasión. Si no es así, la motivación que le empuja es extrínseca, seguro, quizá alimentada por el sentido del deber hacia unos compromisos adquiridos, o por la convicción de la falta de alternativas mejores, quién sabe. Sin embargo, hay poca alegría en esa forma de ver las cosas. Yo suelo clasificar a la gente en “sufridores” y “disfrutadores”, tengo a casi todos mis amigos y conocidos perfectamente catalogados.

Por cierto, hablando de alegría y optimismo y su relación con la motivación, ¿sabíais que los optimistas rinden mejor? En 1990 Martin Seligman, el padre de la “Psicología positiva”, hizo un estudio con un grupo de nadadores. Los clasificó primero según su perfil optimista o pesimista mediante cuestionarios apropiados, luego les hizo una prueba de natación sobre una distancia determinada y les tomó el tiempo. Seligman engañó a los sujetos de la prueba informándoles de que habían realizado tiempos peores de lo que realmente habían hecho. Tras un tiempo de descanso, les hizo repetir la prueba de natación. Lo imagináis, ¿verdad?, los optimistas igualaron o mejoraron las marcas reales de la primera prueba, los pesimistas las empeoraron sistematicamente.

La forma en que gestionamos nuestras experiencias es también muy importante a la hora de buscar la motivación.

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Una respuesta a Motivación en el deporte ¡más madera!

  1. En el mundo de la empresa tambien se habla de motivacion extrinseca e intrinseca, la primera es la que solo depende de los resultados y la segunda donde se anteponen los objetivos propios del sujeto. Solo con la primera…, el desastre esta asegurado y vemos como ejemplo el desaguisado del sector financiero…. (Claro esto se acrecenta cuando esa motivacion solo la fomentamos a traves de la remuneracion).
    Finalmente en el mundo laboral tambien se habla de la motivacion trascendente, seguro Rafa que tu tambien lo puedes aplicar al mundo del deporte, donde ante todo estan los objetivos del grupo y nos motiva tambien que otros alcancen tambien sus objetivos. Con tus cursos de ceras y tus articulos.., entre otras cosas, tu contribuyes a que todos los demas alcancemos y afinemos nuestros objetivos.
    Ondo izan.
    Iñigo.

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