Sergio Ramos y la morcilla de Burgos

Foto: AFP / END

Mañana la selección española de fútbol vuelve a jugar una final en un torneo importante. Y una vez más, quiero que gane el partido. Curiosamente, esto sería una obviedad en cualquier lugar salvo excepciones justificadas desde el mestizaje cultural o los azares de la propia biografía (tengo un amigo sidrero de Astigarraga que es del Alcoyano de toda la vida, bueno no, de toda la vida no, desde que estuvo trabajando de camarero en Alicante con dieciocho años y se echó una novia de Alcoy, una o varias, no estoy muy seguro). En Euskadi, sin embargo, aunque cada vez somos más los que confesamos sin complejos nuestra afinidad con “la roja” y también los que, antes de celebrar el gol de Xabi Alonso, miran a los lados por si acaso, pero lo celebran, hay también un buen número de gente que está con Francia. O con Irlanda. O con Italia… O con Croacia.

Claro ¡Cómo se me podía olvidar Croacia!

Todos conocemos las razones que han llevado a esta forma de ver las cosas,  hemos nacido, crecido y convivido con esas razones, aunque la interpretación final de la realidad la hace cada cual a su manera.

Mi deseo es que el partido del domingo lo ganen Iniesta, Xavi, Iker, Llorente, Xabi Alonso, Reina, Del Bosque y los demás. Y la razón es muy sencilla: Si mañana me encuentro, pongamos, con Sergio Ramos en un descanso tras una buena caminata por el Cañón del Río Lobos, pongamos, y le ofrezco medio bocata de morcilla de Burgos con pimientos rojos (va en serio, es un bocadillo que me encanta), estoy seguro de que no le voy a tener que dar demasiadas explicaciones. Con Richard Dunne sería otra cosa.

No creo que seamos lo que comemos, más bien comemos según como somos. Por eso, si un irlandés me invita a comer, me acercaré con prudencia. También es verdad que si quien lo hace es Pirlo o Buffon, echaría mano al cesto sin titubeos. El año pasado en el Oltrearno, el barrio de Florencia al otro lado del río, me comí un plato de callos con tomate en una trattoria con manteles de papel y ambiente bullicioso, que no tenía nada que envidiar a los que hacía mi madre… ¡sublime!

Hay un grupo de chavales que hacen el mejor fútbol del mundo en estos últimos años, ocurre además que entre ellos y yo hay muchas más cosas que nos unen que las que nos puedan separar. Es, sin duda, el grupo humano con el que mayor afinidad puedo sentir en ese torneo que termina mañana.

Espero que jueguen un gran partido y, si nos gana alguien, ¡que sean los italianos!

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Una respuesta a Sergio Ramos y la morcilla de Burgos

  1. marilis dijo:

    ¡Pues hemos ganado! ¡Aupa! Y sin problemas…

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