1200 participantes es un número con el que muchos organizadores de carreras se sentirían satisfechos. ¡1200 corredores, casi nada! Una legión de entusiastas que preparan la prueba con mimo con mucha antelación, que viven muchas veces con tensión los días previos y, en la fecha señalada, haga el tiempo que haga, se levantan temprano, muy temprano, y acuden a la carrera con un objetivo claro. Jóvenes, mayores, mujeres, hombres y hasta casi niños, para algunos será la primera vez, otros llevan muchos años participando.
La Behobia-San Sebastián cuenta con 1200 participantes.
Todos se sienten igualmente comprometidos en la tarea. Ocupan sus puestos, transportando las mesas, desplegando las pancartas, cuidando que el viento no tire las vallas, recogiendo las mochilas, llenando los vasos, cuidando que los cables no se mojen, dando indicaciones, avisando por megafonía, cortando las cinchas de los chips, repartiendo medallas, metiendo la fruta en las bolsas, apilando las cajas de los chubasqueros y mil tareas interminables más, que ni siquiera puedo imaginar.
Además, cuando pases junto a ellos jadeando, disfrutando del protagonismo que te da esta carrera, ellos, que llevan varias horas quietos ahí, bajo el aguacero, leerán tu nombre en el dorsal y te animarán con entusiasmo, con ese entusiasmo sincero de quien está ahí porque ama el deporte y se siente parte de algo grande, trascendente.
Cuando la gente me pregunta qué tiene la Behobia, yo no tengo dudas: 1200 participantes.
El voluntariado deportivo es un movimiento imprescindible en la organización de eventos, grandes o pequeños, al que debería darse más protagonismo y empuje. Sin ellos, esta revolución social que es la participación deportiva popular, no sería posible. Bajo la infraestructura de un macroevento como la Behobia-San Sebastián, el CD Fortuna debe echar mano de muchos profesionales, sin duda, pero eso que la convierte en un fenómeno destacado que trasciende incluso nuestras fronteras, se lo dan esos 1200 participantes, y ellos lo saben. La mayor parte de los corredores, muchos enamorados de esta carrera, como yo, lo sabemos.
¡Muchas gracias a todos, campeones!
Arrazoi duzu, Rafa. Harrigarria da zer jende kopuru mugitzen den eta zein txukun aritzen diren lanean egun horretan. Joan zen igandean, euritan blai eginda korrika gindoazenean, askotan gogoratu nintzen beraiekin: urketan, anbulantzietan, denbora-kontroletan, bide-gurutzeetan… leku guztietan zeuden, hantxe, guri korrika disfrutatzeko aukera emanez. Kirol festa handi bat da «Behobia», eta festa horretan parte handi bat jartzen dute boluntarioek. Beste bat guk, korrikalariok, eta beste bat gu animatzera ateratzen diren familiakoak, lagunak eta denak. Lasterketa hasterako, katalan kuadrilla batekin hizketan, hauixe esan zidaten: «es que lo hacéis tan bien que es una gozada para nosotros venir todos los años». Neurri batean, boluntarioei buruz ari ziren, zalantzarik gabe. Ni behintzat, mimatua sentitzen naiz egun horretan. Horregatik, helmugara iritsi eta arnas pixka bat berreskuratu orduko, bidera ateratzen zitzaizkidan guztiei (ondo geunden konprobatzera, txipa kentzera, poltsa eta domina ematera…) eskerrak ematen saiatu nintzen, momentuan bertan jakin zezaten guretzat garrantzitsuak direla eta badakigula beren ekarpena baloratzen. Urtero-urtero mirari bat egiten dute, Behobian hasi eta Donostian bukatzen dena. Zorionak antolakuntzari.
Pues eso…De bien nacidos es ser agradecidos. Seguro que si alguno de estos 1200 participantes, generosos e imprescindibles, lee este post se sentirá muy reconocido. La Behobia es una cita en la que disfrutamos, y mucho, también los que año a año la seguimos aunque no participamos más que como espectadores: mi admiración y felicitación a los atletas, a los organizadores y a todos los voluntarios que la hacen posible.