Entre los rituales para celebrar el Año Nuevo hay algunos de carácter deportivo, como la tradicional subida al Adarra que muchos montañeros de Donostialdea realizan puntualmente. Creo que el último Año Nuevo que subí, lo hice con mi padre, así que debe hacer unos cuantos años de aquello.

Hay criaturas que son más de mar, como el langostino, y otras más de monte, como el cordero. Yo soy del segundo tipo, así que, si alguien propone meterse en el agua antes de agosto, que no cuente conmigo. Hay gente que se baña en el mar durante todo el año, como Usko, el padre de Josu, que cumple con el ritual de darse un baño a diario, haga el tiempo que haga. Es de ésos que además argumentan que, a veces, en invierno también se está mejor dentro que fuera del agua… esta mañana, por ejemplo, el agua estaba a 15ºC mientras fuera teníamos 10ºC, ¡qué gustito, oye!

Esto de bañarse en La Concha a diario es muy donostiarra, una actividad que añade puntos en la cartilla del pedigrí.

Desde hace unos años el Club Waterpolo Donostia organiza el Kontxapuzoia de Año Nuevo, una actividad deportiva de carácter festivo, en la que un puñado de valientes desafían al buen juicio para emular por una vez a los habituales y meterse en el agua. Realmente, una actividad pensada con los pies, ¡si no estuviera tan fría, me encantaría!