(Este post está dedicado a Antonio Alonso, convaleciente, con unos cuantos huesos rotos, tras una caída practicando mountain bike. Lo escribí en invierno en uno de mis arranques nictográficos. La nictografía es un síndrome que me acabo de inventar, aunque es posible que exista, yo lo sufro, me da por escribir por la noche y muchas de las cosas que escribo, como ésta, se quedan almacenadas en una carpeta que repaso de vez en cuando)
«Antonio Alonso es un esquiador de fondo granaino, amigo mío de Facebook, al que no conozco personalmente (espero que un día podamos poner remedio a eso). Hace unos días, Antonio agradecía a un amigo común (de Facebook), a través de un comentario, el haber subido una serie de bonitas fotos, muy ilustrativas de lo que fue el reciente Campeonato de España de esquí de fondo en Candanchú. A este segundo amigo, Rafa Hernández, le conozco mitad de Facebook y mitad en persona.
Hace poco más de un mes estaba yo sacando fotos en la Trace Aspoise, una carrera que se celebra en la estación francesa de Le Somport. Saqué varios cientos de fotos, como siempre. Cuando digo varios, es varios, bastantes varios, clik, clik, clik, con mis dos cámaras en modo ráfaga. Sin parar. Ordenar y seleccionar luego ese material en casa es un auténtico coñazo. Sin embargo, esta vez yo estaba sacando esas fotos para un fin concreto y no tenía intención de publicarlas en el blog del Club, quizá un par de fotos o tres para ilustrar una breve crónica. La verdad es que los corredores, en su esfuerzo, ofrecen bonitas imágenes y posan, sin proponérselo, de manera magistral. Es algo que cualquiera que se acerque a captar imágenes os confirmará. De alguna manera uno se siente en deuda cuando descubre una foto que le satisface. Ese día, un corredor, lejos de la cabeza de carrera, subía las últimas rampas de la roja concentrado en el esfuerzo en un punto que, quienes de vez en cuando nos ponemos un dorsal y probamos, sabemos que es especialmente duro. Al llegar a mi altura y entre jadeos, me preguntó: ¿dónde vas a publicar las fotos? Tras un momento de duda (yo no tenía intención de publicarlas) le grité según se alejaba: ¡seguramente en cvcfondo!, oí que me decía, ¡os suelo seguir!… me fui de allí con la convicción de que estaba obligado a publicar las fotos.
En su comentario de Facebook, Antonio, además de agradecer el reportaje publicado por Rafa, dice que de otro modo tendríamos muy poca información sobre lo que ocurre en un deporte minoritario como el nuestro. Y, efectivamente, es así. Tenemos la suerte de vivir un tiempo que nos permite controlar nosotros mismos la información que queremos que se divulgue, al menos dentro del mundillo interesado y, aunque a veces es un trabajo pesado, creo que merece la pena.
Soy esquiador de fondo desde hace casi cuarenta años y, aunque nunca he seguido de cerca la competición, me he interesado siempre por la técnica y la tecnología de este deporte. La información se filtraba con cuentagotas durante décadas, para alguien de hábitos solitarios como yo, la estrategia de “ver, oír y preguntar”, daba unos frutos muy escasos. El mundo del material y, sobre todo, de las ceras, era algo ignoto y misterioso, donde el conocimiento de unos pocos iniciados se transmitía con dificultad y siempre dentro de un reducido círculo de influencia… hasta que llegó Internet.
Hace poco, un amigo docente se lamentaba del uso, a su entender inapropiado, que los jóvenes hacen de estas tecnologías modernas de la relación virtual. Su lectura absolutamente negativa y desalentadora me hizo reflexionar y mi conclusión es, por supuesto, opuesta a la suya (debe ser porque soy un friki). Creo que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación nos pueden abrir la puerta a un mundo mucho más rico en experiencias, en conocimientos y en relaciones. No solo eso, permiten, si así lo deseamos, que nuestro contacto con el “mundo real” sea mucho más consciente y enriquecedor. Sin ir más lejos, permiten que un día pueda conocer a mi amigo Antonio, del cual nunca hubiese tenido noticia de otro modo.»