De cerca se insulta mejor

portero PJ Macías

Foto: PJ Macías

El joven coge el balón con sus manos enguantadas, lo acaricia y lo hace girar un par de veces antes de dejarlo rodar sobre la hierba en un breve recorrido, camina hacia atrás tomando distancia y observa el inmenso rectángulo verde iluminado ante él. Se toma su tiempo mientras analiza el punto en el que depositará aquella esfera voladora mientras, en la lejanía, sus compañeros tratan de situarse en la posición más apropiada para la recepción.

Arranca por fin en una carrera lenta que se acelera por momentos según se acerca al balón que espera, quieto en el suelo, la formidable patada. Un grito despierta al fondo de la grada, detrás suyo, al principio como un rumor que sube de intensidad a medida que se acerca al balón ¡Oooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!,  convirtiéndose en un rugido que hace vibrar el aire como un redoble, queriendo enfatizar el momento. La patada, precisa, potente, ejecutada con la maestría de quien ha realizado miles de veces ese gesto, eleva el balón muchos metros describiendo una trayectoria que transporta el proyectil, siguiendo las leyes de la física, hasta el otro extremo del campo. En el momento justo del golpe, una canción ha brotado, estallando al unísono, de varios cientos de gargantas detrás de la portería: “Hijoputa, maricón. Tu madre se casó por dinerooooooooo…”. El rumor sordo, como un aullido sin forma, se ha convertido en el momento justo de la patada en canción, coreada  con entusiasmo. Este estribillo ensayado puede tener a veces un tono burlón y divertido (cuando el equipo visitante pierde), de mofa incluso, si el portero no ha tenido una buena actuación, pero otras (cuando el equipo de casa pierde), también de ira furibunda y de amenaza.

El portero no se siente amenazado, está acostumbrado a estos cánticos, suele ser más complicado cuando le lanzan mecheros o botellas de agua. Pero hoy se siente seguro y puede concentrarse bien en su trabajo, un curioso anillo de color granate, con rayas y algunos números pintados, que rodea el campo, le protege poniendo distancia con la masa vociferante. Lo mismo ocurre con sus compañeros de equipo, que sienten lejana la amenaza y sobre todo, con los jueces de línea, los deportistas más vulnerables sobre el césped.

Anoeta es un mal campo, esa distancia impide poder intimidar al visitante, insultarle de cerca y a gusto. Impide poder recordar al linier, cada vez que pasa por delante, aquel fuera de juego que debió señalar, o que no debió. Es difícil acobardarlo a esa distancia, sobre todo porque está acostumbrado a que le insulten a tres metros.

Es lo que argumentan los directivos: de cerca se insulta mejor. Por eso quieren quitar las pistas de atletismo, por el bien del deporte. Y por eso los políticos municipales, todos, están dispuestos a consentir… por el bien del deporte.

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3 respuestas a De cerca se insulta mejor

  1. Marilis dijo:

    Tienes razón, lamentablemente…

  2. Rafa, aunque entiendo que pretendes «provocar» en el sentido positivo, sorprendeme si no es asi…, me parece muy peligroso basar la defensa de la pista de atletismo en contraposicion al comentario de que los directivos argumentan que de cerca se insulta mejor. Soy muy critico con la gente que se desahoga en el campo de futbol demostrando una falta de educacion impresionante, pero creo tambien que estar mas cerca del «espectaculo» tiene otras bondades que yo no no me atrevo a cuestionar. Creo que seria mas constructivo y razonable defender la pista de atletismo con razones positivas propias, sin contraponerlo al «circo» del futbol. El cual objetivamente tiene un seguimiento social, comparado a otros deportes, que yo nunca he entendido.
    Ondo izan. Iñigo.

    • Gracias por tu comentario, Iñigo, no es mi intención argumentar en defensa de las pistas de atletismo del Estadio Municipal de Anoeta. Me gustaría, pero es una tarea quijotesca tratar de derribar un muro sostenido por el peso abrumador del poder político (unánime) y de los intereses privados de una entidad como un equipo de fútbol de Primera División. Lo único que pretendo es expresar en este espacio lo que siento. Estaremos de acuerdo en que son dos las razones para quitar la pista de atletismo, una especulativa y la otra (textual del sr Presidente), arropar al equipo. En el fútbol, aquí y ahora, una parte importante de “arropar al equipo” significa amedrentar al contrario y, sobre todo, a los jueces (lo demuestra el trato preferente que se da, en los clubes, incluido éste, a sectores a los que, en mi opinión, se les debería prohibir la entrada por su actitud). Yo siento que se roba al más débil para dar al más fuerte, me gusta el fútbol, pero el día que quiten las pistas públicas de atletismo que pagamos entre todos (y a las que no se da uso porque no interesa), entregaré mi carnet de socio. Entenderé que el fútbol, en su arrogancia sin límite, ha metido un nuevo gol al Deporte.

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