Como todos los primeros de mayo desde hace veinticuatro años, esta mañana me he puesto las zapatillas para correr en la carrera de los “santacruces” de Andoain. La primera fue en 1990 y, desde entonces, siguiendo el pacto acordado con Joseba, hemos corrido todos los años. Aunque he fallado en alguno por lesión (muy pocos), igual que él, siempre hemos tenido al compañero para mantener la representación en la prueba (y la justificación para la consiguiente comida en la sociedad “Ontza” en familia).
En tantos años ha habido carreras de todo tipo, rápidas y lentas, calurosas y frescas, de disfrutar y de sufrir. Este año ha sido un poco especial: la última prueba que había corrido fue precisamente en Andoain hace un año, desde entonces, el tendón de Aquiles derecho no me ha dejado competir y a duras penas entrenar algo. Y ha sido especial también porque creo que desde el maratón de San Sebastián del 97, a pesar de haber participado muchas veces en las mismas carreras, nunca habíamos vuelto a correr juntos, excepto en aquella Behobia en la que tuvimos que “sufrir” entre los dos la compañía de Haritz en su debut en la mítica prueba.
En veinticuatro años las modas y las costumbres pueden cambiar bastante. En lo que se refiere a las carreras populares hemos vivido un aumento paulatino en la participación, a medida que la población nos hemos ido convenciendo de las bondades del saludable hábito de correr y un aumento en la incorporación de las mujeres, a medida que hemos ido rompiendo ciertas barreras. En este tiempo las carreras han ido proliferando y cada barrio, cada pueblo, cada ciudad, ofrecen la posibilidad de participar en una o varias de distintas distancias a lo largo del año.
Esta mañana, en la salida de Andoain, me ha sorprendido la baja participación. Así, a ojo. Luego, en casa, he mirado las cifras y he visto que hemos participado 157 corredores, frente a los 270 del año pasado. Aunque no tengo los datos, es posible que haya habido ediciones en las que nos acercamos a los 400 participantes. Hace poco tuve noticia, por un post de Gabriel Beldarrain, de que en la Subida a San Marcos pasaron el trazado de la carretera al monte, intentando invertir la tendencia a la baja en la participación los últimos años. Parece que la cosa ha funcionado y no es el único caso: ¿Se está imponiendo el monte al asfalto en las preferencias de los corredores populares? También es verdad que hay carreras de asfalto muy, muy populares, que siguen manteniendo o incluso aumentando su tirón año tras año, pero lo de las carreras de montaña es espectacular.
Me gusta mucho el asfalto, en las décadas de los ochenta y noventa corrí muchísimos kilómetros, entrenando o en carrera y si no lo sigo haciendo hoy es por problemas físicos. Me gustaban las carreras a partir de los diez kilómetros hasta el medio maratón y, sobre todo, el maratón. En una carrera llana sobre asfalto el único límite lo pone la condición física (bueno, también la meteorología), la sensación de velocidad cuando empiezas a poder correr a ritmos un poco rápidos es muy gratificante y el control de las marcas y los ritmos es bastante preciso.
Correr por el monte es otra cosa, no digo que no me guste, pero no es lo mismo. Se corre al ritmo que marca el relieve y el estado del terreno, se camina mucho (al menos al nivel de un “paquete” como yo) y la irregularidad de la superficie te condiciona mucho la zancada. Por supuesto, tiene sus cosas buenas como el entorno, el hecho de ser menos traumático o la diversión en las bajadas, pero correr, lo que se dice correr… ¡en el asfalto!
En cuanto a la carrera de Andoain, no sé si lo de hoy habrá sido un hecho puntual y mi interpretación sea equivocada. Me gustaría que siguiera gozando de buena salud (la carrera) y poder seguir corriendo muchos años.
¿Sabéis qué? Que vayáis todos a correr por el monte y me dejéis muchas carreras de asfalto con poca gente, sin barullo ni estrés para inscribirse por internet, ni listas de espera, ni sorteos… ¡Ale, todos a correr al monte!
Buenas, después de leer el artículo veo que tuviste problemas con el talón de Aquiles, yo ando con los mismos problemas ¿como lo solucionaesté?, gracias de antemano y un saludo
Hola Juanma, lo primero de todo, perdona por el retraso en la respuesta, no había visto tu comentario. Después de varios años con problemas en el tendón de Aquiles y haber probado varios tratamientos como electroterapia, ultrasonidos, etc, lo único que me ha funcionado (y la literatura médica lo corrobora) son los ejercicios excéntricos. Si pones en Google «ejercicios excéntricos tendón de Aquiles», no tendrás problemas para ver en qué consisten. Eso sí, los resultados no los verás en unas pocas semanas, hay que ser perseverante, yo noté mejoría tras un par de meses. Me los recomendó el médico rehabilitador después de ver que las terapias previas no funcionaban.
Espero que te vaya bien.
¡Saludos!