Leo este documento sobre objetivos e iniciativas del Gobierno Vasco en materia deportiva para la presente legislatura y me quedo absolutamente petrificado. Dentro de las iniciativas para el objetivo 2: Deporte de alto nivel e internacional, se plantea “Potenciar la marca BAT (Basque Team), y adecuarla a los valores vascos, con el objeto de incrementar el número de participantes y la obtención de medallas y diplomas en las próximas Olimpiadas”.

A los despistados que no os chirríe el párrafo en cursiva, tenéis una segunda oportunidad para la redención: podéis volver a leerlo antes de continuar.

No sé, ni acierto a vislumbrar, qué coño pueden ser los “valores vascos” ni de qué manera pueden contribuir a incrementar el número de participantes en nada. Entiendo que los valores hacen referencia a unos principios morales: la generosidad, la honestidad, el compañerismo… son valores. Como tales, los valores afectan al individuo y son, incluidos los valores cívicos, universales.

Pensar que puede haber valores que definen a un grupo social concreto y amplio como el nuestro, indica que se desconoce el significado del término o que se está hablando de otra cosa. Además de que, en la medida que dichos valores deben ser dignos de ser promocionados, deben ser buenos y en la medida que son propios y nos definen, hacen que nuestros valores sean mejores que los de otros.

Yo creía que el Basque Team era otra cosa y obedecía a otros fines, y basta repasar los fines establecidos en sus estatutos para comprobar que es así.

Entiendo que un país pequeño como el nuestro trate de promocionarse, que quiera vender su “nombre de marca” e intente hacerse notar en un mundo globalizado al dictado de los gustos e intereses que se imponen de manera unidireccional arrasando cualquier atisbo de peculiaridad o diferencia. Vale. Entiendo que para ello utilice el impacto mediático del deporte. Vale. Ahora bien, adecuar un equipo deportivo a los “valores vascos” suena, y mucho, a deporte al servicio de la propaganda política, suena a que, si yo soy un deportista vasco de élite de Aretxabaleta por sexta generación y no me adecuo a los “valores vascos” que, en buena lógica, deben estar recogidos en alguna publicación oficial y bajo la tutela de algún “comisariado de la conservación y promoción de los valores vascos”, resulta que habito una especie de limbo de no pertenencia, de falta de identidad que, obviamente, me inhabilita para entrar a formar parte del Basque Team.

El único argumento que se me ocurre que justifique la expresión del discurso del documento es que, efectivamente, quien lo haya escrito no quisiera decir lo que dijo, que en realidad quisiera decir otra cosa. Sin embargo, eso sería como argumentar un patinazo semántico para justificar el error en el prospecto de un medicamento: ¡Vaya, usted perdone, donde puse cada 8 horas quería poner cada 8 días!

Bastante chungo todo, ¿no?