Él dice que fue hace diez años… y será así, sin duda. A mí ese tiempo se me ha pasado volando. Una tarde de primavera Andoni me dijo que su sobrino Antton quería probar la escalada. Organizamos una salida a Puntas, a la que se apuntó también Maria, mi sobrina, y allí, bajo la dorada arenisca de Jaizkibel, enseñamos a Antton a atarse la cuerda.
Hace unos días, el 12 de julio por la noche, Andoni me daba la noticia de que Antton acababa de encadenar “Sistematik ihes” (9a), en Aizpun. No podía disimular su alegría, tampoco creo que quisiera. No es para menos, desde aquella salida con los dos chavales, Andoni ha dedicado mucho tiempo a escalar con su sobrino, aconsejándole y dándole ánimos y apoyo, tanto en la competición como en su evolución en el grado.
Antton se enganchó a la escalada deportiva desde aquel primer día, volcándose de lleno para ir superando barreras en pocos meses hasta alcanzar un buen nivel como escalador. Se estrenó en la competición y fue cosechando triunfos en una disciplina que se le daba muy bien. Hay gente que no soporta la presión de la competición, Antton en cambio parecía dar lo mejor de sí justo en los momentos críticos, haciéndose con un buen palmarés. Tras el paso a la categoría senior y ante la disyuntiva de una dedicación más exhaustiva, optó por dedicarse menos a la competición y más a la roca.
El otro gran apoyo de Antton, además de su tío, ha sido Ekaitz, con quien ha madurado como escalador y ha tenido el privilegio de compartir empresas tan valiosas como la apertura de “Agur eta ohore”, en la Norte de la Torre de Marboré, que les valió el premio FEDME y el de la EMF a la mejor actividad. El año pasado les dio por participar en la Copa de España de rallyes de escalada, en la que resultaron vencedores.
En un pequeño barranco cubierto de vegetación cerca de Aizpun, en el valle de Goñi, hay un lugar escondido, ajeno a la mirada de quien no se dirija allí expresamente, en el que se abre una oquedad en la roca, un lugar que sirve a veces como abrigo para el ganado. Ekaitz descubrió el lugar hace unos años y vio sus posibilidades, equipando, con ayuda de sus amigos, varias vías que surcan el gran techo abovedado. Fueron muchas horas dedicadas, a equipar primero y a encadenar después una por una todas las vías, entre ellas “Sistematik ihes”. Muchas horas de taladro para espanto de los jabalíes, muchas horas de esfuerzo, de sudor, muchos pegues y alguna que otra parrillada acompañada de clarete navarro para celebrar lo que tocara.
El año pasado Antton se sentía preparado para abordar el proyecto de encadenar la vía más dura y de más renombre de Aizpun. Trabajó duro para ello y contó, una vez más, con el apoyo de Andoni, que dedicó mucho tiempo a asegurarle. Andoni no desaprovechó la oportunidad de trabajar su propio proyecto «Herria da gorputza, hizkuntza da bihotza» (8a). Lo dice Antton en la entrevista que le ha hecho la revista Desnivel: “la escalada deportiva se resume en un número y una letra, da lo mismo en qué grado…” Uno se imagina a ambos, tío y sobrino, 50 y 26 años, puliendo cada gesto, estudiando cada movimiento, calculando y… disfrutando de la escalada en su esfuerzo por superar sus propios límites. A finales de otoño Andoni consiguió encadenar su vía. Antton tuvo que posponer la tarea. Este año, como resultado del trabajo previo y con la mente fresca, lo ha conseguido en unos pocos pegues, entrando en el restringido club de los novenogradistas.
Zorionak Antton! Zorionak Ekaitz! Zorionak Andoni!