Apoyado sobre la barandilla en uno de los balcones de la Aiguille du Midi, me deleito contemplando el soberbio paisaje alpino y el trasiego pintoresco de turistas que acabamos de subir en el teleférico. Desde este mirador privilegiado tenemos oportunidad de observar en directo las evoluciones de los montañeros que pululan por los alrededores: quienes descolgándose tras escalar la cara Sur aterrizan sobre una de las terrazas casi directamente o los que se fotografían con el Mont Blanc al fondo en el último tramo de la Arête des Cosmiques; más lejos, los que vuelven o incluso todavía van al Tacul a esta hora tardía o los que cruzan como pequeños puntitos la cabecera de la Vallé Blanche.
Ahí mismo, un poco más abajo de donde estamos, una pareja de escaladores afronta la pared soleada del gran gendarme de aquella arista. Una vía de deportiva que, pese al entorno de alta montaña, el primero de cuerda escala en manga corta y pies de gato, como si estuviera en las Calanques una mañana de primavera. Me fijo en sus movimientos en los primeros metros de escalada y rápidamente capta mi atención. No hace falta ser un experto, cualquiera que se haya calzado alguna vez unos pies de gato para intentar superar sus limitaciones en una vía de escalada deportiva es capaz de reconocer esa fluidez de movimientos de los buenos escaladores, sus gestos precisos en una vía ensayada o la dificultad de una ruta que penaliza el mínimo derroche. Hacerlo a esta altitud, respirando el aire enrarecido que rodea la Aiguille du Midi, me parece asombroso.
Cambio rápidamente el objetivo de la cámara para acercarme a la acción y observo a través de mi lente una coleta rubia balanceándose sobre el granito anaranjado de la pared, surcada por una fisura. Ahora ya sí, convencido de ser testigo casual de un acontecimiento especial, me concentro en seguir las evoluciones de la escaladora y esperar los momentos más fotogénicos para disparar.
Digital Crack es una vía del gran gendarme de la Arête des Cosmiques, en la Aiguille du Midi, situada a 3800m de altitud. Graduada como 8a+ por sus aperturistas, hoy se acepta como 8a y es la vía de esa dificultad a mayor altitud de Europa. Es famosa por este hecho y son muchos los que acuden a su reclamo tentados por esa etiqueta (esta misma mañana, en una entrevista tras su encadenamiento de Orbayu, he leído que Edu Marín acudirá a probarla para “calentar motores” de cara a su próximo proyecto alpino). La semana pasada Federica Mingolla, una joven escaladora turinesa de coleta rubia, hizo el primer encadenamiento femenino de la vía.
Casualmente, yo andaba por allí de turisteo.