El Club Vasco de Camping ha publicado hace ya unas semanas su calendario de sobremesa para el 2016 y he tenido el honor de ilustrarlo con mis paisajes y el acompañamiento de lujo de una serie de dibujos de Julio Villar.
Me hizo mucha ilusión la invitación de Juancar y Txema para participar en la confección del mismo. Hice una primera selección y buscamos luego las doce pinturas que más se adecuaban a los distintos meses, la mayoría procedentes de mi colección de hace unos años, aunque también pinté alguna expresamente para la ocasión. Los dibujos se los pidió Txema a Julio, que con ese estilo naif que le caracteriza, desde ¡Eh, petrel! o Viaje a pie, hasta los últimos dibujos para sus artículos en Errimaia, preparó esta serie deliciosa de ilustraciones. Me siento afortunado por compartir algo con alguien como Julio. La maquetación es obra de Juancar que, como siempre, contribuye a dar realce a todo lo que toca.
Dibujos de Julio Villar
Siempre digo que no soy pintor, soy montañero y, como tal, estos pequeños paisajes, en su mayoría acuarelas, no los veo como obras con entidad propia sino, más bien, como reflejo del momento y el lugar que les dio origen. Esto hace que sienta un gran vínculo emocional con ellos a pesar de su dudoso valor artístico. He regalado muchos de estos paisajes a mis amigos, no me importa desprenderme de ellos, con la única condición de que se les dé cierto afecto. Si cuando alguien los mire puede evocar algo de la magia de aquel lugar y de aquel momento que a mí me inspiraron para pintarlos, habrán cumplido su cometido.
Portada: Ladera arriba en Altitoy
Esta es una de las acuarelas pintadas para la ocasión. Carlos propuso incluir algo alusivo a la Altitoy en el calendario, sobre todo teniendo en cuenta que, este año, la carrera está dentro de la Copa del Mundo… Me acordé de una foto que tomé desde el helicóptero en la edición de 2015 y la utilicé como base para esta acuarela. Para reflejar la textura de la nieve, reservé la huella y las figuras con goma y pinté con técnica húmeda la ladera, luego pinté los detalles de los esquiadores con técnica seca.
Enero: Playa de Ondarreta nevada
Esta pequeña acuarela refleja la nevada de 1996 (creo que fue en enero) en San Sebastián en un día frío y de cielo encapotado. Fue una de las mejores nevadas que recuerdo, aparte de la de 1985, la de la carrera de fondo en La Concha. En esta también hay una figura humana, Idoia de espaldas.
Febrero: Benasque, invierno en Los Llanos
Acuarela pintada del natural en Los Llanos del Hospital. Pinto más a partir de fotografías, pero me gusta también salir con el bloc y pintar del natural. En invierno es complicado pero, en este caso, el confort del hotel ayudaba. Creo que está pintada durante el invierno del 95 o el 96.
Marzo: Lecherines
Acuarela pintada para el calendario hace unas semanas a partir de una foto de una salida que hice con Andoni la primavera de 2015 al pico Lecherines. Los picos son el Mallo de Lecherines a la izquierda y el Rigüelo a la derecha. A veces, no siempre, me gusta ser preciso cuando dibujo el relieve intrincado de una montaña.
Dibujos de Julio Villar
Abril: Andia, primavera en el Valle de Yerri
Pintada del natural, esta acuarela refleja un paisaje muy sentido para mí. Mis padres tuvieron una casa en Villanueva de Yerri, en la que pasaban gran parte del año. De mis mayores, con los que compartí aquel paisaje durante años, solo vive mi madre. De vez en cuando me pide que le lleve a visitar a Ana y Alfonso, unos amigos del pueblo. Mientras ellos charlan en casa, yo me suelo bajar hasta el pantano con la perra. Este paisaje con la ermita de la Virgen del Camino y la Trinidad de Iturgoien y el Artesa al fondo, lo pinté en uno de esos paseos llenos de ausencias.
Mayo: Agujas de Ansabere tras la tormenta
Esta acuarela representa uno de los momentos que más me gustan en la montaña, justo aquel en el que la tormenta se aleja y el cielo se abre, cuando los colores y los aromas del paisaje explotan. Si lo hacen a los pies de unas paredes como las de las Agujas de Ansabere, en el valle de Lescun, el valor del momento se multiplica.
Junio: Abri Michaud, camino del Balaitous
El Balaitous es el tresmil más occidental del Pirineo, una mole rocosa de oscuro granito a la que mi padre miraba torvamente: él, que decía caminar siempre “por donde pisa el buey”, sabía que los bueyes no suben al Balaitous. Cualquiera de sus vías de acceso es exigente, pero en su vertiente occidental, cuando llegado el estío las nieves desaparecen de la pared, una repisa asomada sobre el abismo permite acceder a la cumbre cómodamente. Al pie de la Gran Diagonal se encuentra este pequeño abrigo bajo la roca, que toma el nombre del guía André Michaud y que traté de representar con el máximo detalle, recreándome en las formas y colores de las piedras de sus paredes.
Dibujos de Julio Villar
Julio: Rododendros al pie del Balaitous
El Balaitous otra vez. Nos dirigíamos a la arista Noroccidental por el valle de Larribet y los lagos de Batcrabère. La arista dominaba el paisaje sobre nuestras cabezas, un paisaje salpicado de azaleas mientras la sombra trepaba ladera arriba atenuando la luz del día. El tiempo justo de buscar un acomodo para nuestra pequeña tienda y acostarnos pensando en la escalada del día siguiente, disfrutándola anticipadamente.
Agosto: Lagos de Arriel al amanecer
En la otra vertiente del Balaitous, el circo de Arriel es uno de esos lugares en los que podemos disfrutar de la belleza y la soledad de la montaña. La suerte ha querido que no haya en ese lugar ningún refugio o cabaña, pese a ser un punto estratégico bajo los tresmiles de las Frondiellas y el Balaitous a un lado, el Palas y el Arriel al otro. Sintetiza para mí el ideal de montaña que busco, con buenos montes, buenas escaladas de dificultad moderada, aproximación larga y dura y ausencia de refugios: Pirineo en estado salvaje. Eso no quita para que podamos disfrutar, además del gran lujo que el escenario propone, de otros pequeños lujos. Fue un mes de agosto hace bastantes años, charlábamos allí tras la cena, bajo las estrellas, casi en manga corta. Andoni sacó por sorpresa un tetrabrik de nata y dos minibotellas de wiski, hizo un café con el hornillo y preparó dos irlandeses gloriosos. Habíamos subido al Palas por el pitón Von Martin, al día siguiente fuimos a las Frondiellas.
Septiembre: Amanecer desde el col de Salenques
El collado de Salenques es un lugar de paisaje severo: se mire adonde se mire, solo se ven paredes de granito, rocalla, restos de nieve y picos desnudos. Este amanecer fue uno de los más deseados. Pasamos un frío atroz toda la noche, esperando las primeras luces del día para acometer la escalada que nos llevaría hasta el Aneto por esa cabalgada magnífica de la Salenques-Tempestades. A diferencia de aquella otra noche deliciosa de agosto en Arriel, de esta recuerdo sobre todo el castañeteo de dientes.
Dibujos de Julio Villar
Octubre: Torrente en Somport
Recorrer el curso de un arroyo de montaña nos descubre rincones encantadores como este de Somport. Pintarlo es un ejercicio placentero. Las hojas de haya depositadas sobre el lecho del río le dan el aire otoñal que necesitaba. La acuarela la he pintado este otoño para el calendario.
Noviembre: Lescun, Billares entre la niebla
El vallecito pirenaico de Lescun tiene un encanto especial y este cuadrito que representa las primeras nieves de un invierno hace muchos años, lo tengo colgado en casa. Es una de mis acuarelas que más aprecio. Era un día de niebla y frío en el que nevaba a ratos. Utilicé una técnica mixta de cera y acuarela para pintarlo.
Diciembre: Huella sobre la nieve
Este es un paisaje “reconstruido”, en realidad no existe bajo esa perspectiva. Está pintado a partir de varias fotografías que reflejan aspectos parciales del entorno, un día de San Sebastián en la sierra de Urbasa. Yo he colocado las rocas, los árboles, la línea del horizonte, la huella, en el lugar que me convenía para la composición de este pequeño óleo. Está pintado en el 99, hace ya tiempo que no pinto al óleo, prefiero la acuarela que, aunque tiene más servidumbres impuestas por la técnica, es mucho más limpia, además, cuando terminas cierras el cuaderno y a otra cosa…
Dibujos de Julio Villar