La cuerda y la maza es la nueva aventura editorial del Club Vasco de Camping. Es el tercer libro que publicamos en dos años, el primero fue la reedición, ampliada y con un añadido sobre la historia del Club, de la “Biografía sentimental del montañismo vasco”, de Antxon Iturriza; el segundo fue “Viaje a pie”, reedición también, en colaboración con Sua, del libro de Julio Villar, ampliado esta vez con su “Mar de nubes”. En esta ocasión le toca el turno a Suso Ayestarán, con unas memorias que recogen artículos ya publicados principalmente en Errimaia en sus distintas épocas, así como otros relatos inéditos, bajo el título de “La cuerda y la maza. Un montañismo que se fue. Pequeñas memorias de un montañero-escalador”. El libro supone el segundo número de los Monográficos Errimaia, después del de Iturriza, que estrenó esta colección con vocación de continuidad.
—Por favor, ¿el camino al cementerio? —pregunté a uno de los arrieros que trajinaba con sus mulos en uno de los cercados al aire libre.
—Un kilómetro más abajo —me contestó, indicándome una polvorienta senda.
Y hacia allí me dirigí. Era una tarde de verano austral, apacible, sin viento, salpicada, aquí y allá, de algodonosas nubes desplazándose suavemente por el añil del cielo. El paisaje, pardo y franciscano, teñido ahora de un ligero tono carmín por el sol del atardecer, invitaba a la reflexión y al recuerdo.
“La cuerda y la maza” es un relato emocional que recorre las andanzas montañeras de Suso desde sus años de juventud hasta la actualidad. Suso es un autor sensible que, sin estridencias, consigue crear una atmósfera intimista que, lejos de la épica montañera o de la narración pretenciosa, consigue la complicidad del lector. Puede ser eso o puede ser que yo sienta una afinidad particular por su forma de entender estas cosas de la montaña, el caso es que la lectura de “La cuerda y la maza” me atrapa y me hace disfrutar de sus andanzas y paisajes como si fueran los míos. Me gusta la forma en la que escribe, me gusta el lenguaje que utiliza y me gusta el eco que sus palabras dejan tras la lectura de un capítulo, al cerrar el libro. Es cierto que es, en gran parte, un libro lleno de nostalgia, pero es la nostalgia de un hombre sereno, alguien que, más que añorar con tristeza lo perdido, recuerda con disfrute lo vivido.
El Suso de las primeras páginas es un joven con la ambición y la determinación de descubrir horizontes nuevos y lejanos que, poco a poco, va descubriendo en sus viajes otros horizontes más próximos, aquellos íntimos y personales fruto de la reflexión y de la observación. En el capítulo dedicado al cementerio de Puente del Inca el autor, tomándonos de la mano, nos acompaña a ese viaje hacia lugares que, ocultos tras las siluetas de lo inmediato, abarcan en realidad las más amplias extensiones, aquellas que dibujan nuestras ambiciones, nuestros miedos y nuestras miserias.
El Suso de los primeros años tiene el mérito de pertenecer a una generación pionera del montañismo vasco de dificultad, a la que testimonia desde las páginas de “La cuerda y la maza”, el de las últimas páginas tiene el mérito individual de mantener encendida, pasados los años, la llama de la pasión por la montaña y la escalada. He tenido el privilegio de escalar con ese Suso de 81 años y he podido comprobar que las limitaciones que le impone un cuerpo cansado, las supera con esa tenacidad que, probablemente, sea la misma que le empujaba en su juventud y que, intacta, sigue alimentando sus sueños montañeros.
Creo que alguien con la sensibilidad de Suso no nos puede hacer mejor regalo que un libro como “La cuerda y la maza”, donde desnuda sus sentimientos y nos invita a compartir su mirada, siempre embelesada, hacia las montañas, montañas de roca y nieve, pero también montañas tejidas de humanidad y de emociones.
El próximo jueves, 14 de diciembre, celebraremos la presentación del libro de Suso en la casa de cultura de Okendo. Allí estará él y estarán sus amigos, muchos de ellos protagonistas de las páginas de “La cuerda y la maza”. Hablaremos con él y sobre él y podréis haceros con un ejemplar del libro que, si así lo deseáis, Suso firmará gustoso.
¡Nos vemos el jueves!
Entrañable Suso…me encantó el acto de ayer en Okendo. Tengo el libro dedicado en casa y sé que lo voy a leer con la pasión que se merece.