Hace ya veinte años de este dibujo que decora la habitación de Manu en Villanúa. Un dibujo que representa lugares familiares, eventos reconocibles y personajes queridos. Fue el año en que nació Manu y sobre un cartón gris de metro y medio me dediqué a dibujar a lápiz y colorear con témpera los paisajes de mi memoria. Él me miraba, plácidamente tumbado al lado, ajeno al sentido profundo que el calor de su compañía me proporcionaba. Cada vez que lo miro, recuerdo aquel cuerpo menudo, aquellos ojos atentos descubriendo el mundo, interpretando gestos, aprendiendo…
Es curioso, este dibujo simple, naif y un tanto torpe, contiene todo aquello que me interesa en el mundo… o casi.