Para mí, el eje de unas buenas vacaciones, alrededor del cual gira todo lo demás: puede ser una escalada con amigos, una ascensión a una gran montaña (o mediana, o pequeña, da igual), una mañana de deportiva, un buen tute en bici, un paseo familiar con vistas…
La cosa es tener a mano una piscina rodeada de bosque y montes, y una cerveza fría. Luego una siestecilla, el paseo vespertino para estirar piernas o un rato de lectura y, tras la cena, una tertulia relajada…
Vacaciones, lo que se dice vacaciones, es esto.
A lo otro le puedo llamar de mil maneras: un viaje, una experiencia memorable, una aventura, un desafío, una forma de enriquecimiento personal… y lo puedo medir, en kilómetros recorridos, en metros ascendidos, en obstáculos superados o en grados de dificultad.
Pero vacaciones, lo que se dice vacaciones…
¡Deja que me ría!
