Eteneta

Etenetavz

Eteneta es el lugar donde la respiración se amansa y la vista se recrea ante un horizonte amplio de formas redondeadas a ambos lados del amplio collado. Dejado atrás el Adarra, la referencia omnipresente desde la ciudad, este lugar es la llave que abre la puerta al paisaje recóndito que, cabalgando entre el Urumea y el Leitzaran, nos lleva, por todo el cordal Adarra-Mandoegi, hasta las tierras navarras de Leitza o de Goizueta.

Esta cadena de montes va ganando altitud entre los 800 y los 1000m, a medida que nos dirigimos hacia el sur, y sus collados están salpicados de monumentos megalíticos. Este cromlech de Eteneta, con su enhiesto menhir (que fue restaurado a esa posición vertical en época moderna) es quizá el más llamativo.

En el dibujo cierran el horizonte el Ernio y su compañero el Gazume, silueta inconfundible desde Villabona hasta la costa, y más a la derecha Izarraitz, el monte de Azpeitia.

Siempre que llego a este lugar, Filomena enloquece y, como perseguida por demonios invisibles, sale a la carrera describiendo círculos a mi alrededor, gruñendo y ladrando hasta que el resuello no le da más de sí. Finalmente se detiene delante de mí y me mira, creo adivinar entonces una sonrisa de felicidad que pretende esbozar… pero, claro, los perros no sonríen.

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Una respuesta a Eteneta

  1. Joseba dijo:

    Leku magikoa, inguru eder batean.

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