



Este año hemos celebrado la primera edición del concurso de cuentos de montaña CVCE-Errimaia, un proyecto que teníamos en mente desde hace tiempo, pero que por diversas razones no hemos podido materializar hasta ahora.
Han sido cuatro los cuentos galardonados: dos finalistas y un ganador en castellano, y una ganadora en euskera. Podéis leer los cuatro cuentos aquí, donde tenéis una reseña biográfica de los autores premiados y una presentación escrita por Juancar Sanz, director del concurso. Nuestra intención, además de celebrar el concurso anualmente, es la de publicar un libro recopilatorio de los relatos premiados cada varios años.
He tenido el placer de participar en la mesa del jurado en castellano, una experiencia muy enriquecedora, sobre todo en el momento de las deliberaciones, al contrastar opiniones y puntos de vista sobre los relatos. Ha supuesto un proceso de aprendizaje gratificante, que debo agradecer primero a todos los participantes y segundo a mis compañeros del jurado con los que, a pesar de nuestros temores iniciales, el acuerdo fue unánime y fácil de alcanzar. Estuve presente también en las deliberaciones del jurado en euskara, de las que disfruté muchísimo, con la comodidad añadida de no tener que comprometerme porque, aunque leí los relatos, no formaba parte de la mesa, siendo mi función la de representar a la organización y actuar como anfitrión, ya que los miembros no se conocían personalmente.
Pero además de todo, Juancar me pidió ilustrar los relatos que íbamos a publicar. Ha sido un honor para mí, y un auténtico placer, hacerlo. No es la primera vez que ilustro algún relato, mío o escrito por otros, y es una tarea que me fascina. Tiene sus riesgos, obviamente, al fin y al cabo, concretar en una imagen lo sugerido por el autor no deja de ser una intromisión. Una intromisión con respecto al propio autor, sin duda, pero también respecto al lector; cada uno tenemos nuestra propia fantasía y, aunque guiados por el autor, recreamos a nuestra manera los personajes o el escenario, en función de nuestros conocimientos, nuestra forma de ser o nuestros gustos.
Hay personajes literarios universales cuyos rostros nos han sido impuestos por el cine, pero estoy seguro de que cada lector de los relatos de este concurso imaginará a una Abelina o un Andrés muy diferentes. Mi aportación por tanto es (no puede ser de otro modo) subjetiva, y en este caso ajena a la voluntad de los autores. He intentado por ello hacer una descripción alejada de las escenas, excepto en el caso de la vaca de “Hausnarrean”, que es un personaje menos comprometido por tratarse de un animal. En “La plaga” y “Dueños de nada” he hecho una descripción panorámica del paisaje concreto en el que se desarrolla la acción, lugares que existen realmente y sobre los que no me ha resultado difícil documentarme. Como curiosidad, en el caso del valle de Rhemes utilicé Google Earth para situarme en el punto de vista más favorable para mi propósito, incluyendo después el mar de nubes y el personaje. En ambos casos incluí detalles que hacen referencia al relato.
Sin duda el más comprometido ha sido el dibujo que ilustra “Hito”, donde reproduzco una escena concreta y un entorno que seguramente solo existía en la imaginación de su autor. También es una ilustración documentada, y espero que se haya aproximado a lo que él tenía en mente cuando escribió el cuento.
Quiero agradecer su colaboración al resto de miembros de los jurados: Haritz Monreal, Maria Luisa Aizpuru, Joseba Erkizia, Suso Ayestarán, Rosa Eguren y el propio Juancar Sanz.